¿Bloqueas la Revelación Personal?

Hace tres años, pensé en cómo sería estar al final de nuestra misión, como lo estamos ahora. Supuse que me sentiría aliviado y emocionado por volver a mi vida. Sin duda, eso es cierto cuando pienso en reunirme con mi familia y amigos, pero también siento una incertidumbre inesperada. No había pensado que después de tres años Perú se sentiría como mi hogar y que nuestra obra misional significaría tanto para mí. Ambas cosas se han convertido en grandes bendiciones, ¡y es difícil irse! Sorprendentemente, mi transformación fue tan gradual que ahora me sorprende que volver a casa, a Colorado, se sienta muy similar a venir a Perú por primera vez.

Hace unas semanas, esta ansiedad comenzó a abrumarme, así que le pedí a Dave que me diera una bendición del sacerdocio para consolarme. En la bendición se me dijo que el Padre Celestial estaba tratando de comunicarse conmigo y que lo único que deseaba era darme el consuelo que yo buscaba. Me sorprendió que, en mi melancolía y duda, pudiera bloquear la revelación celestial destinada a mí. Me pregunté cuántas veces a lo largo de los años había cometido este error involuntario.

El presidente Uchtdorf dijo en el Seminario para nuevos líderes misionales de 2022:

A veces nos cuesta progresar porque creemos que sabemos todas las respuestas y no necesitamos buscar nueva inspiración, ni siquiera revelación. A veces, no recibimos revelación porque hemos levantado paraguas que bloquean nuestra recepción del conocimiento celestial. … Mis queridos amigos, debemos bajar nuestros paraguas y dar la bienvenida a la revelación del Señor. Recuerden esta invitación: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá» (Mateo 7:7-8).

En ese mismo discurso, el presidente Uchtdorf también dijo:

Es en la lucha donde salimos de la oscuridad hacia la luz, donde recibimos inspiración y revelación divinas. Nuestro crecimiento y progreso a menudo se deben a la lucha. El viaje es parte de la meta.

Soy testigo personal de este principio, ya que he servido como líder de misión y he observado con alegría cómo nuestros jóvenes misioneros hacen lo mismo. Nuestro crecimiento se ha producido porque nos hemos visto empujados más allá de nuestra zona de confort. Nunca habría imaginado que volver a casa después de tres años requeriría el mismo esfuerzo. Con esta nueva perspectiva, puedo esperar experiencias desafiantes pero gratificantes en mi futuro, sabiendo que esto es exactamente lo que Dios siempre ha querido para nosotros, para que podamos seguir aprendiendo y creciendo. Esto es lo que hace que la vida sea gratificante y tenga sentido, y cuando soy sincero conmigo mismo, el cambio es lo que realmente deseo.

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